Por una vez, y espero que no sirva como precedente, coincido con el anunciado adiós de Andreu Subíes como presidente del Benavent. Y coincido plenamente ya que, después de once años dedicados a la entidad, bien vale la pena que su alcaldesa y compañera de Consistorio, Rosa Mª Caselles, se sienten y hablen. Y todo eso lo digo cuando aún me resuenan las palabras de ‘amenaza’ –es lo que no me gusta- de un vicepresidente de la Catalana que le ‘cortó’ la cabeza al Delegado arbitral de Lleida, Sr Cabrerizo, y aguantó el mayor ridículo del mundo en el palco de Mestalla (2009) sin decir ni mú.
Ahora, repito: creo que tiene razón, pero para que sea creible se tendría que ir o dejar el club en manos de una gestora. Eso de amenazar con llevarse el club a otra localidad o fusionarse es ir demasiado lejos para alguien que está acostumbrado a que todo el mundo le ría sus gracias, que son pocas, por cierto. No sé lo que pasará en los próximos días. No sé si la alcaldesa dará la cara y ofrecerá a sus vecinos su versión. Parece que, por ahora, también calla. Lo lamentable sería que Subíes, a quien acompaña ahora la razón, la perdiera por esas formas con las que, personalmente, se me presentó en el humilde Pedrables hace apenas un año en pleno acto electoral: “Tú no me conoces a mí”.
Por supuesto que no. Por esa libertad me permito opinar libremente sobre lo que considero más oportuno y Subíes ha demostrado –se negó a explicarlo públicamente porque dice que no tiene importancia- cómo había logrado superar el número de socios al número de habitantes de su pueblo. Eso tiene tanto mérito como razón ahora para decirle a la señora alcaldesa que hay que encontrar una solución. ¿Con amenazas? A mí no me gusta aunque es el estilo Subíes.