Bueno, bueno, dicen que las cosas en la Federació están volviendo a su sitio. No sé qué sitio, pero están volviendo. Ya llega la Navidad y todo, si no fuera por la crisis, sería maravilloso. El presidente Campoy parece un juvenil y echa más horas que un reloj en su puesto, es decir, todo lo contrario que Roche a quien, a partir de ahora, no vamos ni a citar. Ya hemos dicho más de una vez, y se lo dijimos cuando figuraba, que ha sido y pasará por ser el peor presidente de la Federació de toda la historia aunque hay que ir con cuidado porque todo es empeorable.
El miércoles pasado fue la repanocha, si me lo permiten. Excursión a un hotel de la ciudad, almuerzo -todos los presentes se pueden permitir pagar la reunión de su bolsillo-, adiós a Buscail, adiós a Navas y aquí no ha pasado nada. Los números que presentó el doctor Rodríguez -¿desde cuándo los médicos saben de números?- dicen que asustan, que los superávits del anterior presidente son ficticios, que el director general cobraba 'prima' si el ejercicio se cuadraba positivamente.
Bueno, si Campoy y su junta quieren ya nos enteraremos. Tan positiva y guapa fue la cita del miércoles que, después de cinco horas -¡de qué c. se puede hablar en cinco horas en una reunión de sólo hombres! (¿estuvo Débora Cugat?), después de cinco horas empezaron a dar insignias y no acabaron. Pero me faltaron dos, querido presidente, dos: una, para el mejor presidente de la historia (un aplauso, por favor) y una segunda para su vicepresidente honorífico Laporta, o su amigo Jan si lo prefiere, por ese apoyo de patriota hacia la Copa Catalunya. Ricard, haga usted lo que crea oportuno aunque decídalo usted y no se deje comer mucho el coco o acabará peor que sus antecesores. Además..... acaba 2008 y empieza 2009, es decir, elecciones en junio y todo eso llega tras un proceso que se aventura más interesante que nunca.
Acabo: amigos empleados de la FCF. Si insistís un poco, todos iréis a almorzar juntos en Navidad con la junta, ya lo veréis, como antes, como tiene que ser. Los empleados unidos, jamás serán vencidos y, como me siga pisando el callo uno de los tontos que aún pelotean en esa junta, hablaremos de otros sueldos. Mientras tanto, me decía un amigo hoy, ¿y ahora qué? Pues a trabajar. El fútbol catalán está falto de todo incluido falto de verdad.