La semana pasada recibí dos llamadas de dos presidentes del fútbol catalán ¿indignados? por la 'generosidad' mostrada a cargo de los responsables ejecutivos de la Federació Catalana de Fútbol en la Nit dels Campions de Barcelona. Más de doscientos invitados acudieron a la Sala d'Actes de l'INEFC para recoger unos trofeos más que merecidos de manos de los directivos de nuestro fútbol catalán.
Lo que no se hace, y lo digo por ese' pedazo' impresionante de director general, Pol Buscail, es regatear hasta en el mínimo y raquítico 'pica-pica' que se les ofreció a los niños, a los directivos y a quienes tuvieron a bien perder tiempo para ir a una cita que mosqueó al presidente Campoy y llenó de vergüenza ajena a más de un directivo presente. Digo 'vergüenza', ex triatleta o ex decatleta. Esto no es saber o no saber de fútbol.
Eso es ser rácano: una 'aceitunita', una 'patatita', una 'almendrita' -incluso mohina- y un refresco no lo merece ni el peor enemigo. ¡Y eso que su generoso sueldo sale del pago de esas fichas! Pero, bueno, si se trata de hacer méritos y demostrar que es un buen gestor y que su millonario sueldo se lo gana con el sudor de su poblada frente, me parece correcto.
Al día siguiente, Pol, en Girona sobraron no sólo las aceitunas sino toda una exhibición gastronómica, como tiene que ser, para nuestros campeones. No te llamaré tacaño, simplemente, diremos que la crisis también ha llegado a la Federació. Bueno, de esos números, de tus números, hablamos otro día, si todavía sigues en ese cargo. Siempre tuyo. Yo también te 'quiero'. ¡Ah! Queridos trabajadores de la calle sicilia: este año habrá comida o cena de hermandad o piscolabis en Navidad. Pol buscará recursos.