Ya queda menos. Son las elecciones a la
‘Casa Blanca’ de
Cornellà con más amenazas y bravuconadas que se recuerdan ya que ‘sólo’ han
tenido que pasar 24 años para asistir al espectáculo. Mientras la crisis nos
‘come’ a todos, hay quien demuestra que le sobra el dinero. Quizá le pueda
sobrar el dinero que no es suyo, pero todo a su tiempo. La única verdad en
la que podemos coincidir una buena mayoría es que estas elecciones a la
UE Cornellá ya tienen un perdedor: la
entidad. La cantidad de barbaridades que hemos escuchado y leido sin un cara a
cara transparente, clarificador, valiente y necesario entre dos candidatos
–aunque hiciera falta traductor- invitan al peor futuro que uno pueda imaginar.
Pendientes aún de recursos, contra-recursos, UNA demanda y tonterías varias
-¿he escrito tonterías?. Sí, tonterías de tonto, muy tonto, el más tonto de
todos los tontos que se quiere pasar de listo-, vamos a llegar a un domingo
donde también los comités van a tener que decidir la hora a la que se tienen
que cerrar las urnas. Lamentable. ¿Cuánto tiempo necesitan 332 socios para decidirse?
La
única curiosidad que admito es saber qué va a hacer el ex ‘Molt Honorable’ y
ahora senador José Montilla. Si no ha pagado nunca, o según dice la Federació Catalana
–ahora hablo de la FCF-
ha pagado sólo el último año, ¿sacará su cara por la entidad el domingo? ¿Socio
honorífico? ¿Honor es no pagar la cuota como cualquier socio y querer poner tu
voto? Personalmente, como se pueden suponer, y si no se lo suponen, sí que se
lo digo yo, me resulta indiferente lo que haga Montilla, el Teniente alcalde
Martínez o Rita La Cantaora.
¿Honor? ¿Dinero? Una vez más, y no volveré a insistir hasta el día 10, el
ciclo-Cornellà lo dio por aparcado por aburrido y tétrico: “Entre el honor y el
dinero, lo segundo es lo primero”.
¡Ah! La Federació
Catalana de
Andreu Subies y mi amigo
Albert Baza: la FCF está para velar por el buen funcionamiento de la
competición, sí señor, pero para mucho más, amigos, como, por ejemplo, censurar
y extirpar a quienes insultan a los árbitros, a los políticos, a
Subies o al propio
secretario que ‘come de mi mano’. Y ya saben: en Enero, todos a venerar a
Angel
Villar en el local que por el ‘gran poder’ de
Gálvez con el Ayuntamiento de
Cornellá salió muy bien de precio. Punto y final: que gane quien decida el
socio con todos los honores ya que la etiqueta no te la ponen ni los directivos
ni los políticos.